Ante la falta de interés artístico, las autoridades de la República Checa han decidido mantener en un almacén una colección de dieciséis cuadros que pertenecía al dictador nazi Adolf Hitler, informó hoy el monasterio donde fueron halladas algunas de estas obras.
"No sabemos qué hacer con estos cuadros. (Por eso) los hemos devuelto al almacén", señaló a Efe Marcela Joskova, la administradora del monasterio de Doksany, al norte de Praga, donde un historiador aficionado encontró el año pasado siete cuadros.
El estado de los lienzos encontrados, que fueron mostrados en público el pasado lunes, es bueno y su temática es sobre todo de carácter militar, agregó Joskova.
Entre las obras exhibidas esta semana figura "Recuerdo de Stalingrado", pintada por el alemán Franz Eichhorst (1885-1948).
Otros de los autores que figura en la colección son Adolf Ziegler, Richard Klein, Sepp Hilz y Hermann Gradl.
Las pinturas, adquiridas por Hitler en Alemania en los años 1942 y 1943, fueron trasladadas a la República Checa durante la ocupación nazi para protegerlas de posibles ataques aéreos de los Aliados.
Jiri Kuchar, un historiador aficionado que estuvo buscando las obras de arte de Hitler en varios monasterios de la Repúblicas Checa durante cinco años, aseguró hoy que las pinturas halladas podrían tener un valor total de unos 2 millones de euros.
Los cuadros afrontan ahora un destino similar a otras tantas obras adquiridas en su momento por Hitler, quien en su juventud intentó ganarse la vida como pintor.
"Cerca de 900 obras (adquiridas por Hitler) permanecen en un almacén de Spandau (Alemania), sin que exista interés de exponerlas, salvo en raras excepciones", aseguró Kuchar en declaraciones a Efe.
En ese sentido, Joskova dijo hoy que "está descartado" que las obras puedan ser vendidas, sobre todo porque para ello haría falta un permiso de los ministerios checos de Finanzas y de Cultura.
Aunque de escaso valor artístico, la colección encontrada es propiedad del Estado checo, ya que tras las Segunda Guerra Mundial pasó a ser considerada como "botín de guerra".
Y según Kuchar, el Estado alemán no tiene interés en estas obras, "ni tampoco el nieto de unos de los artistas" de la colección.