Batalla de Mlawaerania (1–3 de septiembre). El ejército polaco intenta retrasar el avance alemán, retirándose para formar una línea defensiva.
La Toma de Westerplatte (1–7 de septiembre). Los Polacos estaban equipados con un cañón de campaña de 75mm, dos cañones antitanque de 37 mm, cuatro morteros y varias ametralladoras medianas, pero carecían de autenticas fortificaciones. En otoño de 1939, la guarnición polaca que ocupada Westerplatte estaba formada por 182 soldados, de quienes se esperaba que fueran capaces de resistir cualquier ataque durante 12 horas. Según el tratado de Versalles, Danzig (Gdñk) era una ciudad-estado libre bajo la protección de la Sociedad de Naciones, donde Polonia tenia una oficina de correos, derechos portuarios especiales y, a partir de 1924, derecho a mantener un arsenal “protegido”. El lugar donde estaba guardado el arsenal del ferrocarril era la pequeña península de Westerplatte, llana y arenosa, con la extensión aproximada de medio kilometro cuadrado. Cuando Hitler asumió el poder en enero de 1933, los polacos se propusieron a reforzar sus defensas de Westerplatte. Construyendo búnkeres, denominados oficialmente “cuarteles, y añadieron protección reforzada con hormigón al pie de los barracones y de la villa de los suboficiales. Además, los polacos establecieron siete puestos de capos, dos de los cuales bloqueaban el acceso al continente atreves del vulnerable puente natural. A partir de marzo de 1939, cuando Hitler reclamó Polonia, la guarnición entro en estado de máxima alerta y a finales de agosto ya había terminado la construcción de los puestos de campo. El 31 de agosto, los efectivos habían pasado de los 88 estipulados en principio a 210 soldados. El comandante era Henryk Sucharski (1898-1946) y su lugarteniente, el capitán Dabrowski.
En el ataque alemán la guerra debía comenzar a las 04:45 horas, pero de hecho comenzó hacia las 04:00, cuando el viejo acorazado escuela Schleswig-Holstein zarpó de Danzig y abrió fuego contra la vecina estación de tránsito polaca de Westerplatte. Debido a las restricciones del tratado, los polacos tenían prohibido fortificar esa península, pero en realidad lo habían hecho en algunos edificios. En consecuencia, la pequeña guarnición fue capaz de resistir durante una semana a pesar de los bombardeos intensos y repetidos asaltos de infantería. Westerplatte fue conocida incluso como el "Verdún polaco" debido al terrible martilleo que sus tenaces defensores sufrieron durante la primera semana de hostilidades.
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