La decisión, además de histórica, tiene una connotación legal que puede acabar con la batalla solitaria del Ministerio de Finanzas del Estado de Baviera, que heredó -gracias a una sentencia dictada el 15 de octubre de 1948- todos los bienes que pertenecieron al dictador, incluido la editorial del partido nazi, Franz Eher. Desde entonces, los funcionarios de la región llevan a cabo una inédita batalla para impedir, con un éxito relativo, que la obra magna del Führer vuelva a ser editada en el planeta.
Pero las nuevas tecnologías acabaron con el celo de las autoridades bávaras y, ahora, cualquier neonazi aficionado, puede leer el libro en Internet.
La medida llegó a los tribunales, donde un juez dio la razón al editor inglés, que logró vender más de medio millón de ejemplares entre 2009 y 2010. Después de un pausa que duró otros doce meses, Zeitungszeugen -que en español podría llamarse «Periódico Testigo»- reinició la aventura el pasado 4 de enero con una nueva edición. Para su regreso a los kioskos recurrió a la reproducción de tres periódicos de la época que anunciaban en grandes titulares una noticia que provocó alegría en Alemania y preocupación en Europa: la designación de Hitler como canciller.
Los 100.000 ejemplares desaparecieron de los kioscos a los pocos días y ahora el país se prepara para recibir la primera venta de un fascículo del libro prohibido «Mein Kampf», para regocijo de los nietos del dictador y temor de un vasto espectro de la sociedad germana, que teme que la difusión de «Mi Lucha», reviva una polémica que parecía enterrada en el país.
El escándalo, sin embargo, no parece preocupar al editor británico. «El libro es una verdadera porquería», dijo McGee a la revista 'Der Spiegel'. «Todos conocemos el poder oscuro de ese texto pero nadie lo ha leído. El aura de lo prohibido lo ha convertido en un mito», reconoce el editor inglés, que en su nueva iniciativa goza del apoyo del Consejo Central de los judíos en Alemania.