Esta anciana alemana ha elegido al popular diario 'Bild' para contar sus recuerdos y experiencias. "Me dedicaba a tomar dictado y a leer la correspondencia de Goebbels", explica. "Pero ni aún así me enteré del Holocausto hasta que acabó la guerra", se justifica.
De su jefe sólo tiene malos recuerdos: "Era un monstruo frío y distante. Inaccesible. Nunca me hizo una sola pregunta personal. Estoy segura de que nunca llegó a saber ni cómo me llamaba".
El 1 de mayo de 1945, sus colegas le informaron de que Goebbels se había suicidado, junto a su esposa y seis hijos, a los que les había matado con cianuro. "Nunca le perdonaré", dice Pomsel, quien guarda buenos recuerdos de Magda Goebbels -quien le regaló varios vestidos cuando se quedó sin nada tras ser su casa bombardeada por los aliados- y de los pequeños.
Sus vivencias durante la guerra y junto a Goebbels fueron tan traumáticas que llegó a pensar que nunca más sería feliz. "Pero al final lo conseguí", comenta esta centenaria, sin dar la clave de su felicidad, pero sí de lo que le marcó trabajar junto al poderoso esbirro de Adolf Hitler.