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lunes, 1 de agosto de 2011

T-26

El T-26 fue un tanque ligero soviético desarrollado a partir de 1930, tomando como modelo al británico Vickers 6-ton. Fue suministrado en grandes cantidades por el Ejército Rojo al bando republicano en la Guerra Civil Española. Participó en la Segunda Guerra Mundial en el ataque a Polonia y a Finlandia, cesando su producción en 1941.

A finales de la década de 1920, los diseñadores del Ejército Rojo elaboraron un programa de construcción de carros de combate. Del mismo modo que sucedía en otras naciones, la Unión Soviética fue consciente de la necesidad de un carro de apoyo a la infantería y, después de haber intentado desarrollar un proyecto propio, optó por el modelo del carro ligero británico Vickers 6-ton , planeándose su producción a gran escala, ya que el carro británico costaba 42.000 rublos en oposición al T-19 soviético (el equivalente que se estaba produciendo en aquel momento) que costaba 96.000 rublos y además era más complejo de mantener y fabricar.

El modelo fue denominado V-26 (denominación soviética de los carros británicos) y se renombró a T-26, llegando los primeros ejemplares británicos a la Unión Soviética en 1930, siendo siglados como T-26A-1. Un grupo de ingenieros del Departamento de Diseño Experimental (OKMO) en la factoría Bolchevik de Leningrado, bajo la dirección de N. V. Barikov y S. A. Ginzbury, fabricaron 20 vehículos similares; después de diversas pruebas, el proyecto fue aceptado por el Consejo Militar Revolucionario en febrero de 1931 y la producción comenzó ese mismo año en varias factorías, entre las que se contaba la fábrica Kirov de Leningrado.

Los primeros modelos iban equipados con un sistema de dos torretas, con sendas ametralladoras de 7,62 mm en el T-26A-2 y una de 12,7 mm, más otra de 7,62 mm en el T-26A-3; algunos fueron provistos con una ametralladora en una torreta y un cañón (de 27 mm en el T-26A-4 y de 37 mm en el T-26A-5) en la otra. Pero, el sistema de las dos torretas se mantuvo hasta 1934, donde ese mismo año se construyó un único tanque T-26 multitorreta, siendo sustituida su producción por el, ya en marcha, T-26 con una sóla torreta. Los siguientes T-26B montaba un único cañón (de 37 mm en el T-26B-1; de 45 mm en los modelos posteriores).

Los primeros carros T-26 fueron copias prácticamente idénticas del original británico (aparte de unas mínimas variaciones en la parte delantera del casco), simples y robustos, de estructura casi totalmente remachada. El primer modelo, el T-26 Modelo 1931 (T-26A) fue sustituido por el T-26 Modelo 1933 (T-26B) que tenía algunas mejoras, como la torreta única. En el periodo anterior a 1941, el Modelo 1933 constituyó el carro soviético producido en mayor número: unos 5.000 ejemplares, antes de que cesase su fabricación en 1936.

Posteriormente, entró en producción el tipo T-26S Modelo 1937 que montaba el cañón de 45 mm ya instalado en las últimas versiones del Modelo 1933, pero que poseía una nueva torreta de concepción mejorada y de
construcción por soldadura autógena.

La soldadura se adoptó después de las experiencias obtenidas en los combates con los japoneses que tuvieron lugar a mediados de la década de 1930 a lo largo de las confusas fronteras de Mongolia y Manchuria. Se recibieron informes del general Vasili Blücher, comandante del Ejército Especial del Lejano Oriente, estableciendo que los tanques T-26 de coraza remachada se habían mostrado poco eficaces ante el fuego japonés: la práctica demostró que en un T-26 alcanzado por disparos enemigos era posible que los remaches, expulsados de sus alvéolos, salieron disparados hacia el interior del carro como verdaderos proyectiles. Se decidió entonces el uso de la soldadura, el cual se inició en los últimos carros Modelo 1933, pero se normalizó en el T-26S.

Durante su vida operativa, los carros T-26 experimentaron muchos cambios en su producción y empleo, la mayor parte de los primeros se dieron en la mejora del blindaje (espesor mínimo de 6 mm y máximo de 25 mm) y del armamento. Asimismo, se construyeron muchas versiones especiales, entre las que quizás fueron las más numerosas los carros lanzallamas, identificados con el prefijo OT. La primera de estas versiones fue denominada OT-26 y la última OT-133; la mayor parte tenía la lanza de proyección del arma en una torreta y carecía de cañón, pero los siguientes modelos estuvieron dotados de un cañón, además del lanzallamas. Se produjeron también versiones posapuentes (ST-26) y se hicieron tentativas de instalar en el carro piezas de 76 mm para incrementar la eficacia del apoyo a la infantería. También se desarrollaron versiones especiales de mando, equipadas con radio, designadas T-26A-4(U) y T-26A-2(U); estas eran identificables por su antena de radio en "barandilla" alrededor del casco.

La fabricación de la serie T-26 terminó totalmente en 1941, cuando los alemanes se adueñaron de la mayor parte de las fábricas que construían el vehículo. Los nuevos centros de producción, situados en las regiones orientales de la URSS, se dedicaron a construir carros más modernos, pero en 1941 ya se habían entregado 11,218 T-26 de todos los tipos; en consecuencia, estos se encontraron entre los vehículos acorazados más numerosos utilizados en la primera fase de la “Gran Guerra Patriótica”. También fueron empleados en la Guerra Civil Española, en la invasión de Polonia y en la campaña contra Finlandia de 1939-1940.

Al producirse la invasión alemana, en 1941, un gran número de T-26 fueron destruidos en combate o cayeron en manos de los invasores. Muchos fueron transformados por sus nuevos propietarios en tractores de artillería o en cañones autopropulsados, ya que estos tenían una gran necesidad de este tipo de vehículos.

En octubre de 1936 llegaron a España los primeros T-26. En Archena se creó la Escuela de Fuerzas Blindadas donde se agruparon estos tanques. El 29 de ese mismo mes de octubre entraron en combate en la Batalla de Madrid. Tomaron parte igualmente en las batallas del Jarama, Guadalajara, Brunete, Belchite, Teruel y en la del Ebro. En total participaron a lo largo de toda la guerra 281 unidades, de las cuales algo más de dos tercios fueron destruidas en combate. Demostraron tal superioridad ante los blindados alemanes (tanque PzKpfw I) e italianos (tanqueta CV.3/35), vulnerables a los disparos del T-26, que el mando rebelde decidió ofrecer una recompensa en metálico (500 pesetas de la época) por cada ejemplar capturado.

Sin embargo, a pesar de ser superior a los carros alemanes en dicha guerra, muchos fueron destruidos con relativa facilidad. El bando rebelde ideó la forma de destruir a los T-26, llegando incluso a tirar mantas sobre las tomas de aire de los motores y hacerlas arder con algún componente inflamable. El invento del cóctel molotov fue un gran avance que lanzándose sobre el motor del carro de combate, podía inutilizarlo fácilmente. Además el blindaje de entre 7-15 mm en el frente era insuficiente para protegerse de cualquier cañón antitanque de la época. Incluso el Panzer I con balas antiblindaje de 7,92 mm podía llegar a atravesar su blindaje por debajo de los 150 m. Esto, junto con las deficiencias de los motores, llevó a los soviéticos a pensar en la necesidad de un carro mejor protegido y fiable, de donde partió el carro de combate medio T-34 y el pesado KV-1.


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