Anders Behring Breivik reclamó ser nombrado a la cabeza del ejército noruego y también pidió la abdicación del rey Harald V, durante el interrogatorio del viernes. Pese a sus delirios de grandeza, expertos en psiquiatría afirman que el autor del doble atentado no será declarado demente. El joven ultraderechista que mató a 77 personas el 22 de julio exigió la dimisión del primer ministro, Jens Stoltenberg, entre otros pedidos bizarros para brindar más información, una semana después de que ejecutara la peor masacre vivida en ese país desde la Segunda Guerra Mundial.
como lo ideó”, agregó el jefe del Consejo Directivo de Medicina Forense de Noruega.
La policía no confirmó esas peticiones del asesino. En cambio, habló de otros blancos de ataque. “Durante sus interrogatorios, Breivik dijo de forma general que estaba interesado en otros objetivos”, declaró el fiscal de la policía, Paal Fredrik Hjort Kraby, en una rueda de prensa. “Se trata de objetivos que parecen naturales para un terrorista”, añadió el jefe de la investigación judicial.
Según el diario sensacionalista Verdens Gang, el Palacio Real estaba entre los blancos de Behring Breivik debido a su valor simbólico, así como la sede del Partido Laborista, formación que está en el poder y a la que el extremista culpa de haber instaurado una sociedad multicultural deshonrosa. Citado el viernes por la prensa, el abogado del autor confeso de la matanza, Geir Lippestad, pudo dar a entender que su cliente tenía más objetivos. “Sucedieron cosas ese día que no quiero abordar, que hicieron que las cosas se desarrollaran de forma diferente de lo que él había previsto”, declaró Lippestad. La policía, que inspeccionó una decena de potenciales objetivos tras los ataques sin detectar nada sospechoso, afirmó haber reforzado las medidas de seguridad alrededor de los principales edificios institucionales. Por otra parte, los servicios de inteligencia confirmaron que no había motivos para elevar el nivel de alarma en Noruega, debido al carácter “único” de la matanza.
En detención preventiva en una prisión de alta seguridad por un período renovable de ocho semanas, Breivik debe ser examinado por psiquiatras para determinar si es penalmente responsable. Los resultados de este examen realizado por dos médicos noruegos deben ser entregados de aquí al 1º de noviembre. La semana pasada, su abogado había afirmado que su cliente probablemente fuera “demente”, pero consideró prematuro decir si sería ésta la base de su defensa. Si lo encuentran imputable, Breivik podría enfrentar 21 años de prisión por cargos de terrorismo. Sin embargo, los fiscales podrían acusarlo de delitos contra la humanidad, lo que eleva la pena a 30 años de cárcel.