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sábado, 7 de mayo de 2011

Stalinobuses en el Día de la Victoria sobre los nazis

Los "stalinobuses", los controvertidos autobuses con la imagen del dictador soviético Yosif Stalin, enfrentan a nostálgicos y enemigos del antiguo régimen en vísperas de las celebraciones del Día de la Victoria sobre los nazis.
"La victoria rusa sobre la Alemania nazi fue privatizada por Stalin, que tuvo la poca vergüenza de incluir su retrato en las medallas conmemorativas", aseguró a Efe Jan Rachinski, historiador de la organización de derechos humanos Memorial.
Autobuses y minubuses con retratos de Stalin circularán por las calles de varias ciudades rusas el 9 de mayo, jornada en la que los rusos recuerdan cada año sin falta las hazañas de los veteranos de la Gran Guerra Patria, como se conoce en este país la contienda.
"Los autobuses de la victoria", como les ha llamado el autor de la iniciativa Dmitri Liskov, circularán en las ciudades de Volgogrado (antigua Stalingrado), Irkutsk, Omsk, Novosibirsk y Ufá.
Además del retrato del dictador soviético que dirigió con mano de hierro los destinos de la URSS durante casi un cuarto de siglo (1929-53), los autobuses incluirán imágenes de la parada militar en la Plaza Roja de noviembre de 1941 y el desfile de la victoria del 24 de junio de 1945.
El jefe del Consejo de Derechos Humanos, adjunto al Kremlin, Mijaíl Fedótov, calificó de "ilegal" y "provocación política" la campaña que, añadió, únicamente contribuirá a dividir a la sociedad rusa, lo que fue negado por los organizadores.
"El objetivo de esta campaña es destacar el papel crucial de Stalin en el logro de la Gran Victoria. Es una cuestión de justicia histórica", asegura Liskov, que tachó de "ilegal" intentar ignorar la aportación del tirano en la guerra contra Alemania, en la que murieron más de 26 millones de soviéticos.
Liskov acusa al Kremlin de iniciar una campaña de "desestalinización" de la sociedad al estilo de lo ocurrido en las repúblicas bálticas con el fin de persuadir a los ciudadanos de que "todo el período soviético es una mancha negra en la historia rusa".
"De la negación del papel de Stalin en la victoria sobre la Alemania fascista a la negación de todos los logros de la URSS hay solo un paso", comentó Liskov, quien criticó a las autoridades de Moscú por impedirles la circulación de los "stalinobuses".
Esta iniciativa, que nació el pasado año en la antigua capital imperial, San Petersburgo, ha sido muy criticada por activistas de los derechos humanos, historiadores y políticos de diversos signos.
"Esa simbología debería estar prohibida en lugares públicos, órganos oficiales, despachos de funcionarios, en la policía, las Fuerzas Armadas y las celebraciones estatales", aseguró Serguéi Mitrojin, líder del partido liberal Yábloko, a la agencia Interfax.
Mitrojin considera que la aparición de las imágenes del "verdugo del pueblo ruso" en autobuses en el Día de la Victoria es "inaceptable".
"No se puede elogiar a un hombre que organizó un genocidio contra su propio pueblo, incluso si tuvo algo que ver con la victoria en la guerra", recalcó.
Rachinski considera que los "stalinobuses" son "una consecuencia directa de la ausencia de una valoración jurídica del estalinismo, régimen que mató a millones de ciudadanos soviéticos antes, durante y después de la guerra".
"Por eso es tan difícil luchar legalmente contra aquellos que hacen apología del régimen sanguinario y son partidarios de la mano dura. Por desgracia, la fe en la figura del buen zar aún no ha desaparecido", añadió.
El historiador recordó también que muchos jóvenes se sienten atraídos por la figura de Stalin, ya que "los manuales de historia en las escuelas rusas son muy parecidos a los soviéticos" y siguen siendo "textos muy elementales y manipulados".

Uno de los coordinadores de la campaña popular en la ciudad siberiana de Novosibirsk, Vasili Manojin, replicó: "Francia recuerda a Napoleón como parte de su historia. Stalin es parte de nuestra historia".
El pasado año jóvenes opositores de San Petersburgo pintarrajearon los retratos de Stalin en el autobús que circuló durante unas horas por el centro de la ciudad donde estalló la revolución bolchevique que acabó con el zarismo.
Los comunistas rusos consideran "ridículo" obviar el papel de Stalin en la victoria del Ejército Rojo sobre Hitler, mientras los liberales recuerdan que Stalin se repartió Europa con Berlín al firmar el tratado de no agresión Mólotov-Ribbentrop (1939).
Los liberales también critican a Stalin por ser poco previsor, debilitar al Ejército con continuas purgas y no reaccionar a la creciente amenaza hitleriana hasta que las tropas alemanas invadieron territorio soviético el 22 de junio de 1941.