La Campaña de Noruega, ( Abril y Junio de 1940), durante la Segunda Guerra Mundial, llevó a la primera confrontación directa entre las fuerzas militares de los Aliados (el Reino Unido, la Francia de la Tercera República) contra la Alemania nazi.

La batalla fue decisivamente ganada por Alemania, aunque le consumió recursos que, según algunos especialistas, podrían haber sido mejor usados en el frente oriental.
En la primavera de 1939, los aliados empezaron a considerar a Escandinavia como un eventual teatro de operaciones, sin embargo la creencia de que la Segunda Guerra sería como la Primera los desanimó en la intención de abrir ellos el frente en Escandinavia primero. Dándose cuenta de que Alemania dependía en gran manera del hierro de Suecia, los ingleses decidieron establecer un bloqueo, que indirectamente debilitaría a Alemania. Gran parte del producto de las minas era embarcado desde Narvik, por lo que siempre se consideró a este puerto del norte de Noruega como fundamental para lograr un bloqueo exitoso.
Al estallar la Guerra de Invierno, Inglaterra decidió enviar ayuda a Finlandia, los ingleses pensaban desembarcar tropas en Narvik, y de allí cruzar convenientemente el distrito minero de Suecia hasta llegar a Finlandia. Sin embargo la negativa de Noruega y Suecia de apoyar la propuesta retrasó el plan. Este plan se vino abajo finalmente cuando Finlandia firmó un armisticio con la Unión Soviética en marzo de 1940 y la Guerra de Invierno acabó.
El 11 de diciembre de 1939, Hitler se entrevistó con Vidkun Quisling, un político noruego de tendencias fascistas, quien le aseguró que la invasión de Inglaterra era inminente y que el gobierno noruego apoyaba en secreto una ocupación alemana con el objetivo de defenderse de la ocupación británica. Quisling también aseguró tener el poder para relajar la vigilancia costera de su país, así como de ciertas bases claves. Tres días después, Hitler ordenó al Alto Mando Alemán que empezara a elaborar el posible plan de ocupación de Noruega. El 18 de diciembre Hitler se reunió de nuevo con Quisling, pero esta vez se dio cuenta de que éste había mentido, dándose más importancia de la que realmente tenía en Noruega, por lo que abandonó momentáneamente cualquier plan de ocupación y descartó a Quisling como una figura colaboracionista confiable.

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