Casi dos días les ha costado a los veteranos de la Segunda
Guerra Mundial conseguir el permiso para entrar a su monumento. Un espacio
público, como tantos otros asentados en la capital, que está afectado por el
cierre de la Administración decretado tras la falta de consenso entre
republicanos y demócratas en relación al presupuesto.
Las 11.00 horas de la mañana y vigilados por una decena de
guardias de seguridad, se dio el visto bueno a que un grupo de veteranos
provenientes de la región del Medio Oeste del país visitasen el monumento en su
honor, asentado a pocos metros del construido en memoria de George Washington.
El martes, y durante varias horas, se sucedieron varias protestas frente a este
asentamiento que culminaron con la entrada de un grupo de ellos, sin permiso y
haciendo caso omiso a la señalización. Este miércoles han entrado con pleno
derecho.
Dejar a los veteranos pasar ha sido una decisión a la que se
ha llegado gracias a la intervención de varios miembros del Congreso, según
explica Karen H, una de las vigilantes del parque, de unos 40 años. “Lo que
quiero dejar claro es que el monumento sigue cerrado al público y a cualquier
veterano que no participara en esta contienda bélica”. Un situación que ha
cambiado con el paso de las horas.
A primera hora de esta tarde, Reince Priebus, presidente del Comité
Nacional Republicano (RCN, en sus siglas en inglés) ha visitado el monumento a
los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y ha anunciado que dicho comité
cubrirá los gastos para que éste esté abierto los próximos 30 días, alegando que
la culpa del cierre y de que los excombatientes no pudieran entrar “es,
únicamente, del presidente de EE UU, Barack Obama”, según se explica en un
comunicado.
“La Administración del presidente ha hecho que la suspensión
sea lo más dolorosa posible. Y esto no es justo. Por lo que desde la RCN hemos
puesto el dinero suficiente para que esto sea posible. Seguirán trabajando
cinco vigilantes para que el monumento siga abierto tanto para veteranos como
para visitantes”.
“Estos estadounidenses valientes han sacrificado todo por
este país. Mientras los republicanos han actuado para que los parques y
monumentos sigan abiertos, los demócratas permanecen de pie observando.
Queremos hacer todo lo posible porque han sido ignorados por la Casa Blanca. Si
la Administración de Obama se queja de la decisión, contestaremos que ellos
también han tomado la decisión unilateral de no aceptar exenciones en su
reforma sanitaria. Si son capaces de llegar a proteger sus intereses políticos
con tanto ahínco, no cabe duda que también pueden ayudar a los que lucharon por
los intereses de nuestra nación en la Segunda Guerra Mundial”, ha concluido
Priebus.
Los excombatientes, algunos de ellos en sillas de ruedas y
otros de pie, han entrado al monumento con la camiseta propia, que reza: “Si
puedes leer esto, es gracias a mí, si puedes leer esto en inglés, también es
gracias a mí”. “Por supuesto, es necesario que lleven este mensaje y lo dejen
claro. Si hubiéramos perdido la guerra ahora este lema podría estar en japonés
o en alemán”, explica Jim Schumard, veterano, mientras aplaude con emoción tras
el canto del himno de la nación.
El acto, organizado por la Asociación Honor Flag (Honor a la
bandera, en español), ha defendido que esta no era la razón real. “Simplemente
es una cuestión indiscutible de todo lo que le debemos a estas personas, de
honrarlas”, explica su portavoz, John Doole, a las puertas del monumento,
custodiado por una gran números de tiras amarillas y carteles que indican que
“está clausurado por el cierre de Gobierno”.
Cerca del mediodía, otro grupo de veteranos ha hecho su
entrada en el monumento, la mayoría con camisetas verdes y en silla de ruedas.
Custodiados por un centenar de personas y entre aplausos, han hecho el paseíllo
de honor con unos invitados de excepción, ya que entre los espectadores estaban
diez congresistas y un senador, de los Estados de Illinois y Misuri, entre
ellos Michele Bachman, lo que para algunos de los presentes no ha sido más que
un lavado de cara.
“Estamos aquí porque estábamos seguros de que hoy acudirían
algunos políticos; mientras muchos de nosotros no podemos acudir a trabajar por
el cierre, ellos no están solucionando el problema y vienen aquí a mostrar lo
buenos que son”, dice María Esteban, salvadoreña que trabaja en el Ronald
Reagan Building, lugar en el que se celebran eventos y conferencias, en el
centro de la capital. Ella, junto a otros veinte compañeros, ha acudido para
protestar por su situación profesional ante el desagrado de los presentes, que
les han hecho callarse, “porque el momento demanda honrar a los veteranos de la
Segunda Guerra Mundial”, expresaba muy malhumorado uno de los asistentes.
Fuente: el país.com. "Los veteranos desafían el cierre de laAdministración"
Fuente: el país.com. "Los veteranos desafían el cierre de laAdministración"
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