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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Muere la hija de Stalin, Svetlana Alliluyeva, a los 85 años en Estados Unidos

Muere la hija de Stalin, Svetlana Alliluyeva, a los 85 años el lunes 28 de noviembre en el estado de Wisconsin, Estados Unidos.
Mientras estaba con vida explicó que nunca pudo escapar de la sombra del déspota comunista que fue su padre, incluso cuando se mudó a los Estados Unidos y declaró: "No importa donde yo esté, Estados Unidos, Suiza, India, en cualquier parte ... Siempre voy a ser un nombre más de los prisioneros políticos de mi padre", dijo Svetlana Alliluyeva en una entrevista para la revista Wisconsin State Journal.

Por muchos años Svetlana Alliluyeva Stalin llevó el nombre de Lana Peters y desde 1967 se radicó en los Estados Unidos, aunque reveló que nunca se sintió como en su casa describe el medio NZZ.
Alliluyeva era la única hija sobreviviente deStalin, el dictador ruso considerado como el más tirano y sanguinario en la historia mundial.

Los otros dos hijos de Stalin murieron jóvenes En 1962 murió el ​​hijo menor sumido en el alcoholismo, mientras que el hijo mayor fue asesinado durante la Segunda Guerra Mundial cuando fue capturado. En esa ocasión Stalin se habría negado a intercambiarlo por el general alemán Friedrich Paulus.

Cuando era niña, para Stvetlana todo estaba bien, pero al convertirse en una mujer adulta, ella contó que pronto experimentó la tiranía de su padre.


Su primer amor fue el director de cine Aleksei Kapler, un Judío de nacimiento que fue exiliado a Siberia durante diez años. A raíz de eso sus relaciones con su padre en ese momento empeoraron ya que además lo culpó por la muerte de su madre.

Cuando Svetlana tenía seis años, su madre, Nadezhda Alliluyeva se suicidó, ella culpó a su padre expresando que su madre no podía soportar el despotismo de su marido.

Alliluyeva Svetlana era una mujer culta, que sabía varios idiomas y como traductora de inglés estaba familiarizada con la cultura occidental. En 1966, muchos años después de la muerte de su padre, se le permitió salir al extranjero para dispersión de las cenizas de su difunto marido de origen indio, en el río Ganges.

Estando en India, ella llegó a la conclusión que no quería volver a la Unión Soviética y se trasladó a la embajada de Estados Unidos en Nueva Delhi, sorprendiendo a los funcionarios por su solicitud de asilo para viajar a los Estados Unidos.

Era la época con el punto más álgido de la Guerra Fría entre estados Unidos y Rusia, y ella representaba una desertora entre los rusos más famosos por lo que por supuesto fue muy bienvenida. Así primero se le permitió viajar a Roma y desde allí a Ginebra. Las autoridades suizas la invitaron sólo con una visa de turista.

A las pocas semanas Alliluyeva visitó distintos lugares de Suiza, incluidos los dos monasterios en el cantón de Friburgo.

Su llegada a Nueva York fue en abril de 1967 y causó un gran interés mediático. Svetlana Alliluyeva anunció públicamente su rechazo la ciudadanía soviética y describió a su padre como un "monstruo moral y espiritual".

Se le dio mucha atención a un libro con sus memorias, "Veinte Cartas a un amigo". Pero en realidad, Alliluyeva no era feliz en los Estados Unidos al igual que sus dos hijos, que por otra parte se vieron obligados a abandonar la Unión Soviética.

En 1984, a los 58 años, volvió a su casa, a Rusia, pero después de unos meses regresó a Estados Unidos y prometió no volver.

Desde entonces, vivió en retiro en varios lugares del país y rara vez entró en contacto con los medios de comunicación. En un documental en 2007 se acordó de Suiza, diciendo que tal vez sería mejor si ella eligiera un país neutral como Suiza.

Su casa era un montón de fotos de familiares, como señaló el periodista de Wisconsin State Journal, pero no de Josef Stalin.

De su padre Svetlana dijo que le recordaba a su madre y que arruinó su vida. A menudo dijo, "Era un hombre muy sencillo, pero muy duro todo el tiempo”.