Los restos del dirigente nazi Rudolf Hess, mano derecha de Adolf Hitler, fueron exhumados de su tumba en Baviera después de que el lugar se convirtió en una atracción para miles de ultraderechistas.
Un responsable de la Iglesia en la localidad de Wunsiedel, en el sur del país, dijo el jueves que la tumba fue arrasada y la lápida desmantelada tras consultarle a la familia de Hess cómo quería gestionar el emplazamiento.
"Los huesos fueron extraídos y llevados al crematorio, y las cenizas van a ser arrojadas al mar", dijo Peter Seisser.
Hess, ferviente integrante del partido nazi desde muy joven, pasó un tiempo en la cárcel con Hitler al principio de la década de 1920 y lo ayudó a editar "Mi lucha", la obra en la que el dictador delineó sus planes para destruir el judaísmo en Europa y acabar con otros grupos que consideraba indeseables.Hess se lanzó en paracaídas sobre Escocia en mayo de 1941 tras un misterioso vuelo nocturno en solitario, al parecer en una misión de paz para la que no contaba con autorización. Fue capturado y permaneció detenido hasta 1945, brevemente como uno de los últimos prisioneros de la Torre de Londres.
Después del final de la Segunda Guerra Mundial, fue condenado a cadena perpetua en los juicios de Nüremberg, y permaneció 40 años en la cárcel hasta que se ahorcó en la prisión berlinesa de Spandau el 17 de agosto de 1987, a los 93 años.
Las autoridades le concedieron su deseo de ser enterrado en Wunsiedel, pero a principios de año comenzaron a preparar el traslado de sus restos a otro lugar, ya que los extremistas usaban su tumba, que tenía grabada la frase "Me atreví", como un santuario.
Muchos grupos de extrema derecha dicen que Hess no se suicidó sino que fue asesinado por guardias militares británicos en la cárcel y abundan las teorías conspirativas sobre el líder nazi, que estaba interesado en el ocultismo.
Los grupos extremistas suelen considerarlo un mártir, y desde sitios tan lejanos como Oregón y California, en Estados Unidos, se han organizado actos de homenaje en su memoria en el pasado, entre ellos varios conciertos de rock del "poder blanco".
El peregrinaje anual de neonazis a Wunsiedel alcanzó su máximo nivel en el 2004, cuando las autoridades dicen que unas 5.000 personas llegaron de toda Europa, entre ellos manifestantes de izquierda contrarios a la ideología nazi.
"Es de esperar que podamos superar esto", dijo el vicealcalde, Roland Schffel. "Esperamos que el fantasma se haya ido", agregó.